Consideraciones Pedagógicas

jueves, 25 de septiembre de 2008


Educar es un modo de transición entre un estado y otro: entre un desarrollo que el niño tiene y otro que se pretende inculcarle.
Pero lejos de ser excluyentes, para lograr el estado segundo hay que contar con el primero, pues no podría de otro modo el niño ir apropiándose de lo nuevo y diferente.
A esto llamamos: consideraciones pedagógicas: consideraciones acerca de cómo actúa un niño según su edad, sobre lo que ya sabe y cómo puede dar cuenta de ello, sobre los intereses personalísimos que tenga, las necesidades de ayuda, de exploración y sus propios tiempos.
Numerosos pedagogos, psicólogos, filósofos, biólogos y hasta epistemólogos nos han ido dando pistas en esto de cómo se aprende.


Piaget: de él se desprende que se aprende actuando, motrizmente (acciones motoras) o cognitivamente (clasificar, reflexionar, etc.). Por supuesto que no toda acción conducirá al aprendizaje de algo nuevo; a menudo se ejercitan experiencias anteriores, y en todo caso es bueno considerar que es mediante la acción que se aprende, al menos para no pensar a un niño inmóvil escuchando una lección. De él también deducimos lo importante que son las situaciones problemáticas, es decir las cosas a resolver por él mismo. Y también la cuestión de las estapas, en el sentido de que hay cosas que se aprenden antes que otras (siguiendo un orden de complejidad creciente). También él nos sirve para pensar, no obstante, que el niño construye el conocimiento activamente, sobre la base de experiencias anteriores. Y en definitiva, de él es la idea de que asimilamos con nuestros propio interior las cosas que aprendemos.

Ausubel: él hablaba sobre lo importantes que son los saberes previos, pero especialmente en el sentido de los gustos e intereses del niño para poner en marcha su maquinaria de aprendizaje. Lo importante que es su modo de ser. Como Piaget, Ausubel dió a entender la importancia del estado anterior al del nuevo aprendizaje, pero poniendo especial acento en los gustos, intereses, y todo el conjunto de ideas previas y en definitiva de actitudes y modos de ser para que las cosas nuevas a ser aprendidas fueran presentadas de un modo apropia-ble, considerados los gustos e intereses de los niños, pues sólo así puede ser de ellos, es decir significativo, el aprendizaje.

Vigotsky: este autor ponía especial acento en la interacción humana, es decir en la necesidad imperiosa que tenemos de relacionarnos, y allí ubico su foco de atención con respecto a la labor de la enseñanza y el aprendizaje. Que esa distancia entre lo ya sabido y lo que va a aprenderse hablada por Piaget y por Ausubel, se denomina zona de desarrollo próximo, pues es la zona en que un desarrollo próximo esta en construcción. Que en esa distancia deben plantearse los estímulos, las situaciones problemáticas y los negociados entre quién tenga la necesidad de relacionarse y en ese sentido de aprender, y quién va creándole las nuevas metas.

Bruner: así como Vigotsky, su acento estaba puesto en que nadie aprende solo, y más específicamente en el auxilio que vamos necesitando a medida que aprendemos algo, y de cómo nos vamos dando cuenta de que lo aprendemos a medida en que el auxilio deja de necesitarse. En la búsqueda de autonomía, el maestro sin embargo va tentando al niño a que haga las cosas solo, auxiliándolo no obstante cuando él lo requiera. Se aplica muy bien a la enseñanza de procedimientos, en los cuáles las técnicas, estrategias y destrezas a menudo son pasos a seguir que el maestro ejecuta una y otra vez oficiando de modelo a imitar. Y si bien el modelo sigue estando y sirve para ayudar cada vez que se de un traspié, la idea es que eventualmente el andamiaje ya no sea necesario. Esto es, un andamiaje que se pone y se saca según convenga, para ir estimulando y conteniendo sucesivamente.

Winnicott: habla del espacio transicional entre un conocimiento y otro nuevo, pero más bien del espacio de libre exploración de todas las variables de un problema, de un juego, de materiales didácticos, etc., antes de saltar a lo que sería la consigna o la situación problemática o el intento de mejora del conocimiento ya obtenido o de ejercitación del nuevo. Esto es muy importante, porque cada uno tiene sus espacios transicionales que llevamos a todos lados: cuando observamos algo, cuando alguien nos habla; exploramos la situación. Por eso, en esto de que el conocimiento no es algo desde afuera sino algo interno en construcción, es importante que cada cuál tiene sus tiempos, sus modos de ser y aprender, sus intereses, sus esquemas internos complejísimos, inmensos y anteriores a todo aprendizaje, y que cada cual explora la situación que fuere, en especial aquellas que no hemos explorado previamente.

Matturana: según este autor somos como submarinistas interactuando con la realidad a través de un tablero de correspondencias entre lo que sucede y cómo reaccionar en consecuencia, coordinando acción con reacción, sensibilidad con motricidad, e incluso el pensamiento abstracto. Es una computadora siempre muy compleja: un sonido imprime un cambio sensitivo que va al centro del cerebro y se convierte en información cerebral, reenviada a los lóbulos occipitales, luego a los temporales para su reconocimiento y memorización mediata, al área de Wernicke para su interpretación lógica y linguística, a los parietales para su imaginación en función de experiencias pasadas, a los prefrontales para su proyección y planificación, a los frontales para su efectiva ejecución, a los nervios motores, y a los órganos del habla. Proceso complejo y personalísimo que nos dice mucho acerca de qué esperamos cuando alguien pareciera no respondernos.

Wallon: según este autor la clave está en la alternancia de los estadios que sufre el niño, siendo estos de tipo centrípetos y centrífugos en forma alternada. Esto nos da una visión general muy sintética y a la vez esclarecedora, acerca de lo que va viviendo el niño al crecer. Este autor es muy subestimado, y a menudo "absorbido" por quienes fueron sus contemporáneos Piaget y Vigotsky, quienes sí tuvieron gran éxito. Con el primero había una especie de amistad, fecunda también en lo académico y literario. Habría primero un estadio centrípeto total, en el cuál el niño está en una especie de "simbiosis" con el entorno e inicia así su proceso de socialización. Ya en el segundo año entraría en un estadio más bien centrífugo, en el cuál "sale a explorar" el mundo ayudado por el gateo, el caminar y las palabras. Un tercer estadio sería centrípeto otra vez... el Edipo, en el cuál el niño estaría cavilante e introspectivo (4-5 años). Luego la latencia (centrífuga) y la pubertad (centrípeta). Muy simple pero esclarecedor.

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